Tras un cuarto episodio más bien flojo que no había satisfecho en nada la enorme espera de tres semanas, GLEE ha vuelto a coronarse con un señor gran episodio. La espera ha merecido la pena, casi como en el caso de los protagonistas del episodio, que sin comerlo ni beberlo ya han "llegado a tercera base" (me encanta esa expresión norteamericana).
"The First Time" (quedaos con el nombre) no sólo es un capítulo en el que se habla de perder la virginidad y se cantan canciones de West Side Story. "The First Time" es la declaración de amor más sincera que recuerde de esta serie, y la más bonita. Cosas feas fuera. Da igual la división del Glee Club y los enfrentamientos. El escapismo puro y duro que es GLEE desde el principio, le permite hacer este tipo de cosas cuando les da la gana.
Si con ese tercer episodio "Asian F" (podéis leer la review aquí) GLEE se mostraba como una serie más madura, con este quinto capítulo la serie se ha sumergido en lo que ya está siendo una tercera temporada totalmente Senior Year. Tanta "madurez" para esa edad en la que se supone que están no se la creen ni ellos, pero en fin, no deja de ser un punto a favor de los que superamos el instituto hace unos años ya.
Dice Naya Rivera (Santana) en su Twitter que, tras ver el episodio, le han entrado ganas de ser virgen otra vez. Qué queréis que os diga, no podría estar más de acuerdo... Naya Rivera, que además ha estado preciosa y muy adecuada en su papel de Anita (qué se le va hacer, se me ve el plumero con esta chica...).
Aaaainss... |
El planteamiento del episodio en el primer bloque se centra en que un Artie a lo Darren Aronosfky quiere que Blaine y Rachel experimenten la sexualidad, porque les falta pasión. Saber que por fin íbamos a ver el homenaje a West Side Story y que el episodio metería tema sexual, me ha levantado una sonrisa (en esto también se me ve el plumero, qué se le va hacer). Es la semana de la transgresión sexual. Con dos cojones.
El segundo bloque nos traía de vuelta tramas de dos capítulos atrás: Mike Chang luchando por su sueño frente a su padre, Finn y su dilema existencial sobre el fútbol y los musicales; Blaine y Kurt con su romance puesto en duda; Rachel y su ambición, y por último Artie, que le tenían un poco olvidado esta temporada, y le han rendido un pequeño homenaje para tenerle contento. Esta es la dinámica de esta temporada: saltar de unas tramas a otras, bien repartidas.
Me ha sorprendido mucho la aparición de Dave Karofsky, pero ha sido agradable verle y saber de él. Es una pena que esté saliendo del armario a base de bares de ambiente rancios, pero bueno, ahí le tienes. Se le ve agradecido hacia Kurt.
Por otra parte, hemos tenido descansos de Sue Sylvester varios, entre ellos el de hoy. Pero nunca habíamos desconectado de Will Schuester y su optimismo cansino: no se le ha echado de menos hasta que le hemos visto en las butacas diciendo su línea de rigor.
En cualquier caso, preciosa recta final en la que ha ayudado bastante el montaje, con Kurt y Blaine dando un paso más (por fin la vida es justa con Kurt), y con Rachel (qué pintas me llevas, Berry) en casa de Finn dando el suyo; todo envuelto en el precioso tema "One hand, one heart". Pelos de punta y lagrimeo #3.
Le hemos dado la vuelta, pero el cenital invertido que vemos en la serie es precioso |
Finn bastante sensible, porque no ha conseguido que se fijen en su talento para el fútbol. Luego dicen que los tíos nos aprovechamos de las situaciones de debilidad emocional (generalización mode on), pero aquí la amiga Rachel ve el cielo abierto: un poco de consuelo, de "puedes hacer tus sueños realidad" y "te quiero ahora", y directos a tercera base. A todo esto, ya es hora de que alguien diga que Finn besa muy mal.
En los aspectos técnicos este episodio también lo ha dado todo. La forma de estructurar los números musicales de West Side Story según qué momentos ha sido muy acertada, y de paso aprovechaban para dejarnos una pequeña muestra de lo que la representación final habría sido (menuda elipsis que se marcan). He visto muchos planos cenitales, y mucho fundido entre imágenes: todo muy estética musical de Broadway, mezclado con las ganas de decir mucho con poco.
Lagrimeo #1. Adorable es la entrenadora Beiste enamorada de ese cazarecompensas. Me ha roto su sinceridad aplastante y su poca autoestima, ese creer no merecerse el amor. Esa mujer es un poco monstruo físicamente, pero eso queda en muy tercer plano con el bellezón de persona que es. A veces viene bien que recordemos que todos merecemos que nos quieran y que hay que dejarse querer, algo que parece que todos dominamos pero que luego se hace de rogar (algún día hablaré de "Happythankyoumoreplease", de Josh Radnor, nuestro Ted Mosby dirigiendo).
Lagrimeo #2. Momentazo Blaine/Kurt tras el musical (elipsis que te cagas, por cierto). ¿Quién es ese gilipollas larguirucho que ha venido a tocar los cojones? No me gusta el tal Sebastian, y algo me dice que esto no se acaba aquí. Además, los Warbles dan mucha grima. El que a estas alturas no se conmueva con la historia de Kurt y Blaine, además de un poco cerrado, es de piedra.
Si algo le puedo reprochar al episodio es que en el número musical de "America" hayan metido con calzador a los Jets con Mike a la cabeza. Se les ve que no tenían más tiempo y ahí tenían que meter a Mike Chang, Brittany y Quinn haciendo algo...
Por lo demás, un capítulo brillante, también en el apartado técnico, y puramente musical y ñoño. Dos adjetivos que, lejos de considerarlos negativos, aprovecho para usarlos a su favor. Porque eso es lo que, además del humor surrealista, espero cada semana de una serie como GLEE.
*(Podéis leer reviews del resto de capítulos de esta temporada AQUÍ)
Hola! Gracias por tu comentario en mi post de Glee en Todoseries. Me gusta mucho cómo haces tus reviews, muy completas y entretenidas. Te seguiré leyendo! Un saludo.
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