Recupero esta entrada que en su día publiqué en Cultture.com (cita obligada, que si no es plagio -de mí mismo?-) porque me veo más fiel a FRINGE desde este blog. En realidad la serie va ya por el quinto episodio de su cuarta temporada, pero intenté en su día condensar en un post lo que venía dándonos la serie con estos nuevos capítulos. Y aquí queda para retomarlo en este.
Qué grandes con los rótulos (reflejito incluido)... |
FRINGE arrancaba su cuarta temporada con poca audiencia, pero eso no es
novedad si se trata de esta serie, que no deja de ser una joyita de
estas minoritarias cuya tensión se incrementa por el miedo a que sea
cancelada.
De
todas formas, confiamos en que la FOX pueda
permitirse el capricho de mantener en emisión la serie durante esta
temporada e incluso una más, que nos da que si llega será la
última. Y es que FOX no es famosa precisamente por las series
consolidadas, de buena trama, y no procedimentales. Y al final lo que
les importa a las cadenas es la pasta, y no la calidad. Una pena. Quién tuviera a HBO para todo.
Pronunciado
el speech, no nos queda otra que centrarnos en el momento más
esperado de la serie, tras esa promoción viral de
#whereispeterbishop. Cuatro
capítulos han tardado los
productores. Cuatro capítulos que, para los que seguimos la serie,
han sido una experiencia realmente extraña: línea
temporal (que no otro universo) sin que Peter Bishop existiera.
Se nos partía el corazón al ver a un Walter no redimido y saneado
por la presencia de su hijo, o una Olivia a la que le falta algo, que
sigue fría como antes de enamorarse de Peter. Un
ambiente realmente enrarecido, como sin chispa,
y por supuesto, con ese gusanillo que nos aseguraba que Peter está
por ahí y que tenía que volver.
En
los episodios anteriores ya nos daban pistas. Y es que los guionistas
de FRINGE son muy listos. Si FOX quiere una serie procedimental y
parte de la audiencia también, vamos a hacer dos o tres episodios
procedimentales, pero con casos que describan a la perfección la
situación actual de nuestros personajes. Y así se han marcado tres
episodios magistrales, especialmente el segundo ("One Night In October"), con un secundario
enorme y con una Anna
Torv interpretando a Olivia por partida doble,
muchas veces ambas en el mismo plano: una gozada, vamos.
El
caso, que a la cuarta va la vencida, y nuestros amigos se marcan
con “Subject
9″ un
capitulazo que al principio nos tiene perdidísimos y que nos lleva
por los derroteros del Cortexiphan del pasado de Walter, para luego
darnos un “zas! en toda la boca” con la vuelta de Peter Bishop a
esta nueva línea temporal que no sabe de su existencia.
Ante
el inminente y habitual parón
de una semana que
nos esperaba tras este cuarto capítulo (maldito sea el baseball),
estaba claro que los friki-fans ya echábamos de menos a Peter, y de
alguna forma todos coincidíamos en pensar (incluidos los productores
y guionistas) que si no nos daban señales más claras de él antes
del parón, el asunto olería mal: para la escasa audiencia y para
los friki-fans. Así que, bien por la decisión de traerle de vuelta. Parece que, como prometieron, están jugando con fuego pero sin quemar demasiado. Sólo ellos tienen los cojones de hacerlo.
Como
no me puedo alargar en exceso, sólo diré que el regreso de Peter me
dejó con la boca abierta. Como esos niños cuando descubren que Darth Vader es
el padre de Luke Skywalker, de esto que te arremolinas las piernas en
el sillón de tu casa y te quedas con la boca abierta como diciendo:
¡hala, qué pasada…!
Mira
que FRINGE es ciencia ficción pura y dura, que se ha marcado
explosiones varias, máquinas enormes que te trasladan en el tiempo
entre rayos y truenos… Pero no. El
“renacimiento” de Peter ha sido de lo más poético, sencillo y
WTF! que podían haber hecho.
Y me ha encantado.
Cuando
parece que todo está perdido, kilómetros más allá del lugar en el
que Olivia y Walter podrían haberse cargado esa “fuerza magnética
que rompía el espacio-tiempo” con la sinuosa forma de Peter, unos
borbotones de aire emergen en el famoso Reiden
Lake (punto clave en el devenir de esta temporada) y
nos sacan a flote a un Peter Bishop que no tiene ni idea de la que le
espera…
Nosotros
tampoco sabemos qué coño nos tienen preparado. Que si en esa
dimensión temporal no saben quién es él y va a tener que
convencerles de que los conoce, que si hay que restablecer las líneas
temporales, e incluso hay quien teoriza (el
propio Damon Lindelof, guionista de LOST)
que Peter va a terminar siendo un Observer, algo que ya se dijo hace mucho tiempo. Y he de decir, que lo veo
muy probable.
Ah, y en serio: que
le den un Emmy ya a John Noble.
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