miércoles, 4 de abril de 2012

GAME OF THRONES | Expectativas de un perfeccionista (2T)

La esperadísima segunda temporada de GAME OF THRONES ha llegado, por fin. A pesar de tener la suerte de ver el primer episodio en pantalla grande (gracias a Canal Plus España), se me hizo inevitable esbozar algunas muecas de desacuerdo. Y es que hay razones que han privado al capítulo de ese sobresaliente que le ponen otros, además de personalmente dejarme un regusto a no sé qué que no acaba de concretarse en nada. A ver si puedo aclararme escribiendo.

GAME OF THRONES se ha hecho esperar, y conforme se lanzaban trailers y más trailers, los dientes se ponían más y más largos.

Las expectativas te hacían henchirte de emoción y nervios y la ilusión por saber de estos grandes personajes (incluso para aquellos que ya sabemos lo que se les viene encima) formaba parte del día a día, que se hacía muy largo. El evento organizado por Canal Plus, a pesar del caos inicial, fue de las cosas que más estaba esperando tras el estreno de la quinta de "Mad Men". Y es que ver GAME OF THRONES en pantalla de cine es un lujazo, así que un servidor se une de nuevo a la retahíla de agradecimientos por este disfrute. Quizá sea eso. Quizá sean las expectativas las que han provocado cierta desilusión, o más bien confusión, tras este primer episodio de la segunda temporada. No es novedad, por otra parte: bien sabido me tengo yo eso de crearme fantasías en la cabeza que luego no están a la altura de la realidad. Entonces te preguntas quién tiene la culpa, si tú o esa chica que injustamente no es lo que esperabas, y por esa frustración quizá te estés perdiendo una realidad muy buena que no ves... Vaya. 

Revelaciones repentinas aparte, a lo mejor todo se reduce a esto mismo en el caso de la serie de HBO, y no hay que darle más vueltas. Además, muchos somos los que venimos de haber leído el libro, y si además ha sido recientemente, los cambios en la adaptación, por muy flexible que uno se considere, pueden rechinar en la primera toma de contacto. La primera (y única) mueca surgió inmediatamente después de la cabecera. ¿Dónde está mi Davos? ¿Dónde está Dragonstone, y Stannis, y Maester Cressen, y Melissandre...? ¿Dónde está esa sensación de extrañeza al oír hablar del tal "Señor de la Luz"...? ¿Qué hacen Joffrey y Sansa ahí tan de repente? En fin, el concepto se entiende, tampoco vamos a desgranar aquí todo parte por parte.

Las muecas de desacuerdo vienen sobre todo por el cambio en el orden cronológico, en el montaje. No sé por qué decidieron darle un poco la vuelta a todo, y empezar por el final, por decirlo de alguna forma. Personalmente, creo que deberían haberse marcado un prólogo al igual que en la primera temporada: me ha faltado eso que sentí entonces y después al leer el segundo libro, esa sensación de que te encuentras con algo nuevo y desconocido que asumes que oculta algo y que te hace querer saber más. Me parece muy bien que hayan juntado tres escenas de Stannis en una, una sintetización adecuada, pero insisto en que un simple cambio en el montaje me habría dejado más que satisfecho.



En cualquier caso, hay que destacar muy a favor del capítulo y de la adaptación (literal en este caso) el uso del cometa rojo como elemento de cohesión para situar a los personajes ante esta nueva situación en Poniente, ya que al fin y al cabo estamos ante una colocación de fichas irremediablemente necesaria. Al parecer es algo que por la red está generalizado, el hecho de que la presentación de Stannis, Davos y Melissandre hayan tenido lugar a la mitad y sin el menor ápice de intriga por conocer a este hombre del que tanto se hablaba y temía en la primera temporada. En definitiva, pierde fuerza. Y cuando te planteas otra vez que esto te extrañe por haberte leído el libro, en realidad te reafirmas cuando ves que, como adaptación, es innegable que la serie está muy bien adaptada. 

He cometido el error (o no) de haber visto ya el segundo episodio, que no sé cómo ha sido filtrado y está por todas partes. Es de justicia mencionar sin adelantar mucho que el regusto amargo del primer episodio se ha esfumado. La sensación de que las cosas están yendo demasiado rápido sigue estando ahí, pero esta vez la adaptación se ha hecho más fiel (excepto ese final que incluso me atrevería a decir que me ha spoileado algo que me imaginaba justo hoy en mitad de la lectura de "Tormenta de Espadas"...), y la saturación comprimida de tramas no ha sido tan evidente. También está ahí el miedo a que se estén cargando ligeramente el personaje de Stannis. Pero es Davos quien me importa, y mi adorado desde ahora Liam Cunningham suple esas otras carencias cuando vemos sus pasajes.



Como temía (para bien), la ampliación de localizaciones y personajes enriquece mucho la serie, y aporta aires nuevos a un producto que crece bien. En fin, creo que sí. Creo que no hay vuelta atrás y que siempre mantendré mi mueca ante un inicio de temporada que podría haber sido más efectivo (¿o efectista?), y que me ha resultado, a pesar de su calidad como adaptación, su buena puesta en escena, sus más que notables interpretaciones y sus grandes diálogos, algo precipitado. Es el miedo. El miedo a que libro y adaptación sean tan perfectos por separado que ambos me hagan sentir un traidor. Será que soy un caprichoso.


[Publicado originalmente en Goles&Palomitas]

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