domingo, 12 de febrero de 2012

Dustin Hoffman no es la estrella en LUCK

Ya hace unos días que tuve la oportunidad de ver en pantalla grande el piloto de LUCK, gracias a Canal+, que la va a estrenar este 20 de febrero en España.

Lo primero que hay que preguntarse sobre esta serie es de dónde saca el dinero HBO para hacer tantas producciones y de tantísima calidad. Algún paraíso fiscal les descubrirán por ahí algún día, o bien son unos cracks que arriesgaron en su día a favor de la calidad en la ficción televisiva con series como Los Soprano, A dos metros bajo tierra o The Wire, y eso a la larga les ha reportado mucha pasta.


Nosotros, como espectadores, encantados con todo lo que propongan. Igual que muchos nos animamos (ya no tanto) a dar una oportunidad a todo aquello que lleve el sello J.J. Abrams, más nos frotamos las manos al nombrar a las tres mayúsculas blancas. Claro que, sobre el primero, que va vendiendo pilotos a las cadenas como quien vende chupa-chups, tengo que hacer un pequeño inciso para puntualizar que está consiguiendo cansar y que dejemos de confiar en sus "cajas negras con misterio en su interior" por ser éstas cada vez más masivas y de menor calidad (véase ALCATRAZ, de la que tendría que hablar también, que para mí pierde fuelle no porque sea un procedimental, que también, sino por lo mediocre, cliché y predecible que es desde su cabecera).

En el caso de HBO, la calidad está siempre garantizada, tanto técnica como narrativamente. Otra cosa es que la madurez de sus series a veces no te guste. Y en mi casi personal, justo esto es lo que me ocurre con LUCK.

Técnicamente se podría decir que está impoluta, con una foto bastante currada y un ritmo de montaje muy de Michael Mann, que rueda carreras de caballos con el mismo barroquismo de planos que una persecución de coches. Puntazo a favor, que conste. Los conflictos que pretende desarrollar son algo complejos, y personalmente a veces me perdía,  pero acabas atando ideas gracias también a la presentación de los personajes, muy diversos pero bien introducidos. Sumándole un muy buen reparto, LUCK se convierte así en un retrato bastante verosímil de ese sector de las carreras de caballos, no sólo por la cuidada producción (nada que envidiar a una ambientación cinematográfica), sino también por la complejidad de las tramas, y porque los arquetipos que crea para la historia van desde el mozo de cuadra, pasando por los jokeys, los entrenadores, los veterinarios y los agentes, hasta los apostadores frenéticos, ya muevan dinero y orgullo como mafiosos o simplemente por adicción y ocio.


Sin embargo, yo salí de la sala con las mismas preocupaciones de mi vida cotidiana con las que entré. LUCK no consiguió emocionarme (en todos los sentidos de la palabra). Dicen que en principio no es una serie exclusiva de aquellos que conocen el mundillo de las carreras de caballos y las apuestas, sino que este tema sólo actúa como contexto de una paleta de personajes más compleja. En parte tienen razón,  porque desgrana los aspectos esenciales para que el espectador los conozca y los tenga en cuenta, pero considero que cuesta entrar en la "jerga", y eso puede echar para atrás. Les pasa a muchas series.

MAD MEN se podría haber considerado también una serie más para los entendidos de la publicidad, y sin embargo aquí estoy esperando la quinta temporada de una gran serie sobre grandes personajes. Quizá LUCK se convierta en eso, no sólo con esta primera temporada sino también con la segunda ya confirmada (habiéndose emitido sólo el piloto... flipo...).

Por otra parte, se vendió como la serie de Dustin Hoffman, que interpreta a Chester "Ace" Bernstein en su intento de vengarse de aquellos que le metieron en la cárcel tres años atrás por apuestas y mafias en el  juego, y que pretende conseguir sus objetivos empezando en el mundillo ecuestre, conocedor del dinero que se mueve. Resulta que el amigo de momento no tiene tanto protagonismo como se prometía, aunque ni falta que hace. El resto del reparto se vale perfectamente por sí mismo, con actores más jóvenes como Tom Payne (el jinete emprendedor), Jill Hennesy o Jason Gedrick. Es más, resulta curioso cómo la serie cuenta con dos o tres estrellas míticas del cine como Hoffman, Michael Gambon o Nick Nolte, que hacen de personajes venidos a menos por el tiempo: en muchos aspectos el cine está pasando el testigo a las ficciones seriales de televisión y a estas muchas estrellas que están demostrando su talento sin necesidad de pasar a la pantalla grande. 

El retrato que ha creado David Milch ("Deadwood", "Big Apple") de alguna forma se divide en niveles, aunque las tramas de los personajes están destinadas a cruzarse. El mal rollo se mueve desde las esferas de Hoffman y compañía, pero seguramente en capítulos siguientes nuestro grupo de "apostadores casposos pringados" a la cabeza de Kevin Dunn (secundario de muchas pelis), Jason Gedrick  e Ian Hart, vayan cobrando importancia para los de más arriba.

Quizá sea una serie de éxito. Lo que es seguro al conocerla por primera vez es que calidad no le falta: el sello de HBO sólo podría hacerse más evidente si lo marcaran en los lomos de los caballos. Cuando me estaba preguntando dónde iban a meter la escena tórrida explícita de repente estaba viendo cómo se le rompe la pata a un caballo violentamente.

Tiene sus pros y sus contras, pero soy una persona de instintos, de emociones, y en el caso del cine, de las series, de la música, en su mayor parte es por ahí por donde se me tiene que agarrar. Así que yo, por el momento, creo que la dejaré apartada sin ningún remordimiento.


1 comentario:

  1. Tienes razón, es un tema con el que es difícil identificarse. Yo tengo la impresión de que si desarrolla bien sus personajes puede llegar a ser interesante (y no dudo que sea así), pero que el tema de las carreras de caballos va a echar para atrás a más de un potencial espectador...
    A mi casi me echa para atrás con lo de la pata del pobre caballo. ¡Una más así y me borro de la serie! Pobre bicho...

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