domingo, 27 de enero de 2013

CINE | 'Beasts Of The Southern Wild' (Benh Zeitlin, 2012)


Cuando uno termina de ver Bestias del sur salvaje se encuentra abochornado por las cuatro lágrimas que está llorando, al tiempo que un irracional optimismo le invade el cuerpo y el alma mientras intenta seguir esforzándose en entender íntegramente lo que acaba de ver, sin conseguirlo del todo. Si algo logra la ópera prima de Benh Zeitlin es hacer que te encuentres durante un momento en armonía con la parte más natural de tu existencia, la más física, la más humana. Se trata de una sensación para ser experimentada, lejos de poder explicarse con argumentos razonables, al igual que la propia película, que es una pequeña joya sobre los sentidos, la humanidad, la fortaleza y la conexión con la naturaleza.

Una historia centrada en la esencia del ser  humano de forma visceral, cruda, realista, y también mágica, que se cuenta escrupulosamente desde el punto de vista inocente de Hushpuppy, una niña de 5 años que vive sola con un padre brusco y enfermo en un poblado de chabolas en mitad de un delta medio inundado (la "bañera"), en la zona de Louisianna. A través de los ojos de la niña (enorme y reveladora interpretación de Quvenzhané Wallis) nos adentramos en un mundo pobre, derrumbado, decadente y sucio en el que sin embargo Hushpuppy se ve obligada a crecer y, como todo niño, a aprender. Porque una tormenta se está acercando y los temibles animales del Polo Sur han despertado del deshielo y corren adonde saben que los corazones son débiles…



Bestias del sur salvaje es una película que habla de muchas cosas pequeñas que se nos ha olvidado que son grandes. De hecho es difícil hablar de ella de manera concreta o en términos de análisis cinematográfico puramente técnico. Por una parte es una alegoría de la supervivencia y del medio ambiente, con referencias inevitables a las consecuencias de catástrofes como el huracán Katrina. Por otra parte, es una continua metáfora de la humanidad, de la familia, de la integridad, de la fortaleza, de la independencia, de la valentía, de ser enemigos de la pasividad, de la naturaleza del ser humano, de su papel como parte de un universo que no se para a pensar en el hombre más que lo naturalmente necesario, de la supervivencia... No son otra cosa esos "aurochs" que la perfecta muestra de una criatura que se ve obligada a matar o ser matada, a defender lo suyo y encargarse de ello con responsabilidad, o dejar que otros lo hagan por ella. A eso está acostumbrada Hushpuppy, ansiosa por el amor de una madre que le falta y temerosa de un padre que no sabe cómo encargarse de ella. Ante eso, sólo queda derrumbarse o resistir, adaptarse, fortalecerse. Gritar y correr hacia adelante, lanzarse con rabia sana al mar impredecible que es la vida.

Es precisamente esto a lo que Hushpuppy termina enfrentándose al final, con esa cara de furia y valentía que pone los pelos de punta y suscita la mayor de las envidias en el que esto escribe. Y entonces entiendes cuando su padre se esforzaba en dejarle claro tras comerse su cangrejo: "Yeah, you're an animal!", y ella chillaba con los brazos en alto, desafiante. 
"Let me tell you something. When you're a child, people say that life is gonna be happy and hunky-dory and all that bullshit... But I'm here to tell you that it's not, so you need to get that out your head right now. Because, yeah, life is some big old feast, but you ain't nothing but a stupid little waitress. One day, everything on your plate gonna fall on the floor. And nobody gonna be there to pick it up for you. One day, it's gonna be all on you. You understand what I'm saying? So smile, girl. Smile."
Ante una historia tan ligada a unos conceptos abstractos no cabe otra música que no sea conceptual. Conviene detenerse en la música compuesta por el propio director en colaboración con su amigo Dan Romer, con quien ya ha trabajado en anteriores cortometrajes, porque apoya precisamente eso, la traducción sonora de un fluir continuo de conceptos perceptibles en el todo que es la película. Sonidos casi folklóricos, instrumentos que enlazan con la cultura de la zona. Destacan los temas "The Confrontation" y "Once There Was A Hushpuppy", un crescendo precioso que fluye lleno de optimismo. La música incluso se puede considerar algo terrenal, más bien artesanal, porque de alguna forma se une a los trastos entre los que viven los protagonistas.


Me cuesta entrar en aspectos técnicos al hablar de Bestias del sur salvaje, pero se puede y se debe hacer. Empezando con la fotografía de Ben Richardson, notable especialmente en algunas secuencias emocionalmente desgarradoras dentro de su simpleza, como cuando vemos a Wink y Hushpuppy en su balsa observando el atardecer, o a Hushpuppy sola con otros tres niños casi al final de la película en el barco, o en la secuencia de los fuegos artificiales al principio, toda una declaración de intenciones en cuanto a ese "realismo mágico" del que todo el mundo está hablando para describir la película. Es inevitable al ver este tipo de secuencias no acordarse de una película como Milagro en Milán de Vitorio de Sicca, con la que comparte el escenario chabolista y la búsqueda de reconocimiento e integridad de sus habitantes frente a la falta de perspectiva de los poderosos. Al igual que puede recordar a Where The Wild Things Are, aunque ésta tiraba mucho más de la parte fantástica para desarrollar su metáfora. La referencia más evidente es el cortometraje del propio Benh Zeitlin Glory At Sea, del que bebe muy directamente la película.

Insisto en destacar las interpretaciones de Dwight Henry y sobre todo de la pequeña Quvenzhané Wallis, adorable, entrañable y ante la que sólo cabe la admiración. Seguramente haya conseguido convertir a Hushpuppy en un personaje icónico del cine contemporáneo. Personalmente, quiero que se me pegue la inocencia, la fortaleza, la valentía y la naturalidad que desborda durante toda la película. La transformación tanto del padre como de la hija es sutil pero está ahí y está contada, y se percibe, y nos satisface.



Cualquiera se acerca a ver esta película, podrán decir algunos. Ciertamente puede resultar algo difícil y sin duda es un poco confusa, y eso puede jugar en su contra (al igual que la excesiva sobrevaloración que ha podido provocar, una vez más, el peso de sus nominaciones a los Oscar). Sin embargo durante su visionado muy pronto te das cuenta de que estás ante una experiencia a la que tienes que acceder dejándote llevar, percibiendo y no tanto comprendiendo, que es algo que se nos está olvidando hacer últimamente. Y en ese sentido la película sí acierta. Si es pretenciosa o no, quizá ya es cosa de pareceres... Percepción, perspectiva.  De esta forma finalmente comprendes, y lo que ves es una historia humana sobre seres humanos, un cuento sobre una niña que busca hacerse fuerte adaptándose a la naturaleza de un mundo que ya a su edad está lleno de circunstancias adversas. 
"When it all goes quiet behind my eyes, I see everything that made me lying around in invisible pieces. When I look too hard, it goes away. And when it all goes quiet, I see they are right here. I see that I'm a little piece in a big, big universe. And that makes things right. When I die, the scientists of the future, they're gonna find it all. They gonna know, once there was a Hushpuppy, and she live with her daddy in the Bathtub."

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